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Organización de Laboratorio Clínico

Cualquier médico o facultativo apela al laboratorio para secundar tanto sus exámenes clínicos como para orientar el tratamiento. Pero, ¿en qué manera podemos obligarnos a diseñar, de una forma u otra, nuestro laboratorio? Debido a la cantidad de procedimientos que hay, podemos hacer varios diseños del mismo, por ejemplo: Si tenemos que realizar una extracción de forma urgente o un examen clínico sencillo, el cual se hace muy a menudo, o un procedimiento que nos lleve más tiempo para que puedan cumplirse una serie de requisitos y procesos que lleva consigo el procedimiento en cuestión. Desde este punto de vista, podemos encontrar en condiciones muy diferentes, la manera de cómo nuestro laboratorio deberá estar diseñado, instalado y organizado.
En estas condiciones, el material del laboratorio quedará reducido a muy poca cosa; es decir, tendremos, esencialmente, los objetos e instrumentos necesarios para las extracciones más sencillas y urgentes, elegiremos los reactivos, colorantes y/o productos que vayamos a utilizar con mayor frecuencia y los aparatos, entre los cuales destaca el microscopio.
En cuanto al local, sería una habitación, más o menos pequeña para realizar las extracciones más urgentes, otra para depositar los productos, materiales y ciertos aparatos.
Para tener un laboratorio más especializado, el local debería ser mayor que el anterior. Si no dispusiéramos de él, reservaríamos una habitación a los procedimientos especiales. Ésta debe contener los siguientes elementos, algunos esenciales para los exámenes clínicos: Agua corriente, instalación de gas, una buena iluminación (luz natural y artificial), pequeños armarios destinados a contener reactivos, colorantes, instrumentos y objetos diversos y, finalmente, una o dos mesas fáciles de limpiar. Antiguamente, usaban mesas de mármol o, simplemente, cubierta con un cristal. Por otra parte, el técnico puede reservarse a los exámenes clínicos más normales y recurrir a laboratorios especializados para esos otros exámenes.
Antes de dar una lista definitiva, debemos hacer algunas observaciones:
1.       Todo aquello que expondremos en la lista, no es necesario de un modo absoluto; es decir, un objeto, instrumento o reactivo, por ejemplo, se puede eliminar de ella si no nos dedicamos a esas investigaciones.
2.       Esta lista no tiene la pretensión de ser completa si no que puede ser un informe básico en el montaje de un laboratorio propio. En términos generales, para comenzar a trabajar o para montar un laboratorio propio, es preferible no disponer de una gran variedad de medios de trabajo ni en cantidad excesiva.
3.       Es indispensable que todos los medios de trabajo, ya sea para un pequeño o un laboratorio grande, estén metódicamente ordenados, ocupando siempre un mismo lugar.
4.       Cada objeto, caja y frasco debe llevar una etiqueta que lo identifique, ya sea con nomenclatura propia o de fábrica. En la etiqueta, también, debe aparecer el contenido y, principalmente, sus características especiales porque pueden ser corrosivos, peligrosos,…; a fin de cuenta, perjudiciales para la salud del técnico y/o trabajadores del laboratorio.
5.       En el laboratorio debe haber una limpieza impecable y todo tiene que estar perfectamente conservado. Algunos líquidos, colorantes en especial, deben estar protegidos de la luz y de la humedad.
6.       Por último, todo lo defectuoso deberá ser reparado, en el caso de los instrumentos, y puestos de nuevo a disposición. En el caso de soluciones alteradas, por ejemplo, debe ser eliminada. 

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